www.cubaencuentro.com Miércoles, 04 de mayo de 2005

 
  Parte 1/2
 
El cónclave que ganó Juan Pablo II
Los cardenales italianos, divididos entre conservadores y progresistas, llegaron neutralizados a la elección papal de 1978, razón por la que triunfó una solución novedosa.
por AGUSTíN DE BEITIA, Buenos Aires
 

Cuando apenas faltan unos días para que los cardenales se reúnan en el más estricto aislamiento y comiencen a elegir un nuevo Papa, es inevitable recordar el último cónclave celebrado en octubre de 1978, que abrió las puertas a la elección del primer pontífice no italiano en más de 450 años y el primero eslavo de la historia: Karol Wojtyla.

Cardenales
Cardenales: aunque juran secreto, los historiadores se las agencian para reconstruir los cónclaves.

De aquel extraordinario proceso que rompió con siglos de tradición se han hecho algunas reconstrucciones con el paso de los años que resultan coincidentes, pese al juramento de silencio que, como siempre, formulan los presentes.

El cónclave tuvo lugar en un clima de enorme conmoción mundial por la súbita muerte del Papa Juan Pablo I, apenas 33 días después de su elección, en lo que se conocería como "el año de los tres papas".

En esas circunstancias, los cardenales fueron convocados a Roma por segunda vez en poco tiempo. Sólo que, si la elección de Albino Luciani había resultado relativamente sencilla y rápida, tras apenas cuatro escrutinios, ahora prometía ser más difícil.

Se sabe que un sector quería bloquear al candidato conservador Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, quien había sumado gran cantidad de votos en el cónclave que designó a Luciani. Y es posible que a eso ayudara una entrevista que concedió el propio Siri a la Gazzeta del Popolo, donde criticaba el Concilio Vaticano II y se burlaba de las colegiaturas. La entrevista iba a ser publicada después de que empezara la reunión de los cardenales y su misterioso adelanto fue interpretado como una maniobra en su contra. Tad Szulc, autor de una biografía de Juan Pablo II, afirma que le restó votos de los indecisos.

Solución Novedosa

Haya sido determinante o no esa entrevista, lo cierto es que los simpatizantes de Siri y los del progresista Giovanni Benelli, arzobispo de Florencia, llegaron neutralizados al cónclave, razón por la cual, según los analistas, los cardenales empezaron a aceptar la idea de explorar una solución novedosa.

Aunque no estaba en primer plano, Wojtyla no era un completo desconocido. Según el cardenal Carlo Confalonieri, ya había recibido algunos votos en el cónclave de agosto de ese año.

Además de haber tenido una destacada actuación en el Concilio, varios cardenales habían leído las meditaciones que preparara por pedido de Pablo VI para un retiro cuaresmal en 1976 y habían quedado impresionados, recuerda George Weigel, autor del libro Testigo de Esperanza. Weigel apunta además que a muchos atraía que Wojtyla no fuera un hombre de la Curia, a otros su fuerte personalidad pública, especialmente tras el breve pontificado de Juan Pablo I, y a los africanos su claridad doctrinal y su identificación con el Concilio. Sin embargo, no era italiano, y no figuraba entre los papables de la prensa.

El cardenal polaco, que se alojó en la celda 91 del Palacio Apostólico, había llevado un periódico de orientación marxista para leer durante el largo proceso de votación. Cuentan sus biógrafos que, cuando un cardenal le preguntó en tono de broma si no creía que eso era escandaloso, él le respondió en el mismo tono que tenía la conciencia limpia.

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