www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 3/5
 
Las repúblicas del Báltico
Una historia de las transiciones: Nacionalismo, independencia y reformas en Estonia, Lituania y Letonia.
por JUAN F. BENEMELIS, Miami
 

La agenda de la independencia

En los Estados del Báltico, unas veces prima su condición de antiguas repúblicas soviéticas; otras, se inclinan hacia Europa central. La primera tendencia encuentra cierto apoyo en la débil tradición de independencia de los tres Estados y en su genérica identificación —antes de la Segunda Guerra Mundial— con regímenes autoritarios. Es verdad que Estonia, Letonia y Lituania contaron con los más poderosos movimientos de oposición registrados durante la perestroika, y que en sus últimos años asumieron una vía reformista que les colocó en la punta de lanza del proceso de desintegración de la Unión Soviética.

Una historia de las transiciones
Los orígenes del cambio
JFB, Miami
El ajedrez atómico
El testamento del comunismo
El reciclaje de los comunistas
Los caminos de la democracia
Del totalitarismo a la sociedad civil
La destrucción creativa
Las recetas económicas
Economía de mercado, inflación y renta
Las sendas de la privatización
Familia de naciones
¿Valores de sangre?
El Estado democrático
Caída y lastre de un imperio
La Europa Central

Puede afirmarse que en las elecciones celebradas en épocas soviéticas, a finales de la década del ochenta, se impuso en las repúblicas bálticas la agenda de la independencia, que en Estonia y en Letonia se agudizó en virtud de las tensiones generadas por las leyes de ciudadanía, mientras que en Lituania se centró en los problemas económicos y sociales.

En el caso de Estonia y Letonia se verificó una notoria singularidad, toda vez que en ellas se evidenció un genuino retorno al pasado, cuando las instituciones de entreguerras se convirtieron en los puntos de referencia fundamentales para la elaboración de una nueva constitución.

Un rasgo universalmente reconocido es la debilidad general de sus sociedades civiles, en mayor proporción de lo esperado, sobre todo teniendo en cuenta la lucha política y el papel de la oposición durante la perestroika.

En estas tres repúblicas, hasta principios de 1998 se organizaron dos elecciones legislativas, en que participaron nuevas organizaciones políticas (frentes populares) que algún parecido mantenían con los "movimientos cívicos" de Polonia y de la República Checa.

Los partidos democratacristianos han alcanzado relieve en Letonia y en Lituania, y llama la atención el hecho de que en Lituania exista una Confederación de Industrialistas con un innegable ascendiente político que actúa como grupo de presión.

Por lo que se refiere a las principales fuerzas que han operado en los sistemas de partidos en Estonia, con un panorama muy cambiante, se destacó en los inicios de la transición el Movimiento Patria, y a partir de 1992, el Partido de la Coalición/Unión Rural. La fuerza preeminente en Letonia, resultante de las elecciones de 1992, fue el Camino Letón, el cual se hizo con una mayoría relativa.

En 1995, luego de que todos estos partidos superaran el mínimo requerido para clasificar en las elecciones, emergieron cuatro organizaciones de relieve: el Partido Democrático Saimnieks, el Movimiento Nacional, Camino Letón y el Partido Por la Patria y la Libertad. En Lituania, el Sajudis se impuso en los años iniciales de la transición, para ceder tal posición de privilegio en 1992 ante el Partido Democrático del Trabajo, y aparecer en 1996 bajo las siglas del Partido de Unión Patriótica.

El horizonte partidario

En las dos repúblicas más septentrionales del Báltico han sido frecuentes los gobiernos de coalición. Con el paso de los años, tanto en Estonia como en Letonia se han verificado enormes mutaciones en el horizonte partidario. Los cambios en las coaliciones y el número significativo de partidos de importancia, impiden trazar una perspectiva íntegra que transcienda la mera constatación de que en esas dos repúblicas no estamos ante sistemas bipartidistas.

Así, en Estonia se gestó entre 1992 y 1994 uno de ellos, formado por los partidos Patria, los Moderados y el Partido de la Independencia Nacional. En 1995, en la misma Estonia, se forjó otra alianza, esta vez entre el Partido de la Coalición/Unión Rural (PC/UR) y el Partido del Centro. A finales de 1995, el acuerdo lo configuraron el PC/UR y el Partido Reformista.

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