El precandidato demócrata a la presidencia estadounidense, Joe Lieberman, fustigó el martes al gobierno del presidente George W. Bush, por devolver a Cuba a 15 personas que presuntamente secuestraron un barco en Nuevitas, Camagüey, para intentar llegar a la Florida.

"Cuando se devolvió esa gente a Cuba, se le asestó un golpe a los mejores valores de Estados Unidos", dijo Lieberman en un encuentro electoral en el sur de la Florida, informó la AP.

"Es descabellado que el gobierno estadounidense haya negociado una sentencia de cárcel para esta gente con un régimen represivo, que sabemos no aplica juicios justos, donde no hay estado de derecho", añadió.

Según informó Washington en el momento de la devolución, el gobierno estadounidense obtuvo del cubano el compromiso de que los presuntos secuestradores no recibirían penas de más de 10 años de prisión.

El principal antecedente del hecho es el fusilamiento en abril pasado, tras juicio sumario, de tres hombres que encabezaron el secuestro de una embarcación de pasajeros para intentar escapar de la Isla.

El senador por Florida Bill Nelson pidió oficialmente una investigación del Senado sobre la decisión de repatriar a los 15 cubanos.

"Al entregar esos cubanos a un régimen represivo, ya los hemos sentenciado", declaró Nelson en una entrevista.

Lieberman, uno de los nueve aspirantes demócratas a la presidencia, ha sido un enérgico partidario del embargo a Cuba y ha gozado del apoyo de importantes sectores del exilio en la Florida desde que fue elegido al Senado por primera vez, en 1988.

El incidente de la devolución ha enfadado a representantes de la comunidad cubana. La semana pasada, miembros de la organización Hermanos al Rescate renunciaron al partido republicano en repudio a la política "inmoral" del gobierno de Estados Unidos.

José Basulto, líder de la organización, y William Schuss, vicepresidente, devolvieron por correo su tarjeta de afiliación al partido. En un acto público en Miami, Basulto dijo que Bush "es más de lo mismo", comparándolo con anteriores gobiernos estadounidenses, y recordó "a todos los cubanos que el voto no se regala".

"Debemos votar por quien represente mejor nuestros intereses", agregó y calificó de "inhumanos" los acuerdos y leyes de Estados Unidos que "no permiten el refugio de perseguidos políticos".

Según los acuerdos migratorios entre La Habana y Washington, alcanzados durante el gobierno de Bill Clinton (1992-2000), los cubanos interceptados en el mar son devueltos a la Isla.

Sin embargo, en virtud de las leyes norteamericanas, los que pisan territorio estadounidense reciben, después de un año, los permisos correspondientes para residir y trabajar en el país.

Las críticas de Basulto se sumaron a las de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y a las de congresistas republicanos de origen cubano, que unánimemente rechazaron la repatriación.

El incidente ha hecho emerger, no obstante, las diferencias entre los sectores del exilio.

El director ejecutivo de la FNCA, Joe García, acusó a Bush de incumplir las promesas electorales hechas a la comunidad cubana. La poderosa organización amenazó con retirar su apoyo al presidente para los comicios electorales de 2004.

El exilio cubano representa más de 400.000 votantes. Bush ganó la presidencia gracias a 537 votos del sur de la Florida.

"Se dice que los cubanos pusimos a Bush en la Casa Blanca; bueno, pues si elegimos a este señor, ha llegado la hora de rendir cuentas", dijo García al diario español El País.

La FNCA ha emplazado a Washington para que revise su política migratoria hacia los cubanos y ha criticado la gestión de los congresistas republicanos de origen cubano Lincoln y Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, cercanos a Bush.

En respuesta, Lincoln Díaz-Balart dijo que la FNCA se ha embarcado en una "campaña macabra para intentar debilitar a la representación cubana en el Congreso, porque su jefecillo (Jorge Mas Santos, presidente de la organización) lleva años tratando de hacer negocios con los comunistas".

La FNCA acusa a los congresistas de "venderse barato" y no ejercer suficiente presión a favor de la causa cubana.