AFP/ La Habana. El grupo de cubanos que intentó llegar a Estados Unidos navegando en un camión Chevrolet de 1951, no ocultó su frustración tras la pérdida del vehículo —centro de la economía familiar— y su repatriación a la Isla por la Guardia Costera estadounidense.

"El camión era el sustento del grupo, con él nos ganábamos la vida trabajando, y nos lo hundieron. Tampoco nos dejaron llegar a Estados Unidos, que era nuestro sueño. Ahora no tenemos camión, ni trabajo, ni dinero, nada", dijo en tono desolado a la AFP, Eduardo Pérez Graz, de 25 años, en su casa del barrio Diezmero, en La Habana.

Pérez Graz, su esposa Isora Hernández (25), su hijo Ángel Luis (3), otros ocho hombres y una mujer, entre ellos el propietario del ya famoso vehículo, Luis Graz Rodríguez (35), lo apostaron todo a un proyecto que no pudieron completar.

"La idea inicial fue de Luis, el dueño, después todos fuimos agregando sugerencias, hicimos pruebas, cálculos, y nos lanzamos al mar", relató Antonio Lau Valdés, herrero, soldador, albañil y plomero, de 30 años.

Los involucrados sumaron el peso del camión y la carga (12 personas, alimentos, 300 litros de gasolina, agua, entre otras cosas), le adicionaron al vehículo 16 tanques metálicos de 55 galones (190 litros) y fabricaron otros tres (equivalentes a la misma capacidad de los 16 anteriores). También adaptaron una hélice de barco a la parte trasera del Chevrolet.

"En el mismo camión dimos tres viajes desde aquí hasta la playa Brisas del Mar, por la noche, pues la Policía sospechaba algo y nos vigilaba. Allí armamos todo en unas horas y entramos al mar con el camión andando" a las 03:00 (07:00 GMT) del miércoles 16, añadió Lau.

Así navegaron 31 horas, pero en la mañana del jueves fueron avistados por una avioneta y luego interceptados por una embarcación de la Guardia Costera de Estados Unidos a las 10:00 (14:00 GMT).

"Un oficial puertorriqueño, se llamaba José, conversó con nosotros y nos prometió que no nos iban a hundir el camión, que lo iban a remolcar. No pusimos resistencia, no protestamos, pasamos al barco", contó Pérez Graz.

Sin embargo, poco después el camión fue tiroteado con una ametralladora calibre 50 durante 30 ó 40 minutos, hasta que se incendió y se hundió. La Guardia Costera dijo posteriormente que representaba "un peligro para la navegación".

Tras 72 horas a bordo del buque, el grupo fue repatriado a Cuba. Sus miembros son vecinos y tenían una especie de cooperativa de reparación de viviendas. El camión facilitaba el transporte de los materiales, algo muy engorroso en la Isla.

"No tuvimos problemas, el camión era nuestro, tenemos los papeles, nada de lo que utilizamos era robado, todo fue hecho con nuestros propios medios, con nuestro esfuerzo", explicó otro de los miembros del grupo.

"No nos vamos por problemas políticos, nos vamos por problemas económicos, queremos vivir como cualquier ciudadano, de nuestro trabajo", agregó.

Confesaron que cifraban sus esperanzas en que la inventiva desarrollada y lo intrépido de la empresa, les abriera las puertas migratorias de Estados Unidos. Pero sólo recibieron un formulario anodino de emigración y la orientación de presentarlo en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

"No queremos que nada sea gratis, pagaremos, nuestros familiares en Estados Unidos están dispuestos a pagar el costo del viaje", indicaron.

Los tripulantes del Chevrolet-balsa señalaron que no buscan propaganda ni fama. "No hemos buscado a la prensa, lo que queremos es que nos den una oportunidad para irnos".

"Ahora va a ser difícil conseguir trabajo aquí. Nadie quiere a personas que intentaron irse ilegalmente, no son confiables. Lo perdimos todo", dijo Lau.