La cosecha azucarera de 2003-2004 comenzó esta semana en Cuba entre promesas y comentarios gubernamentales sobre las "favorables condiciones" para la recuperación del sector, tras los resultados desastrosos de los últimos años.

Esta cosecha "debe ser mayor que la zafra pasada, debe producirse un incremento en la producción de azúcar", dijo a la prensa, sin citar cifras, el director de la Oficina de Comunicación Institucional del Ministerio del Azúcar, Oscar Almazán, informó la AFP.

Según cálculos extraoficiales, la producción de la zafra anterior fue de 2,2 millones de toneladas de azúcar, inferior a los 3,6 millones de la precedente. Entre las causas de la fuerte crisis del sector, el gobierno ha enumerado problemas climáticos, como el paso del huracán Michelle.

En 2002, las autoridades cubanas iniciaron una "reestructuración" de la industria azucarera que llevó al cierre de unos 70 centrales, de los cerca de 155 existentes en la Isla. El 68% de las tierras dedicadas hasta entonces a la siembra de caña de azúcar se destinó a otros cultivos y a la ganadería.

La llamada reestructuración afectó a 120.000 de los 400.000 trabajadores de la industria, que fueron desmovilizados. Los datos oficiales dicen que 40.000 de los desempleados se capacitan con ayuda financiera estatal y 80.000 estudian y trabajan en otras tareas.

Aunque el Estado prometió manutención, ubicación laboral y superación profesional para los trabajadores de esos ingenios, el cierre de los centrales tuvo repercusión económica y social negativa en los pequeños poblados que se edificaron en los últimos dos siglos en torno a los centrales azucareros.

Cinco plantas paralizadas fueron dedicadas a museo y el resto se ha desmontado para aprovechar las piezas en otras fábricas, en un sector que acumula un importante atraso tecnológico.

Los técnicos creen que este año las reparaciones fabriles realizadas y una población de caña por hectárea superior en 21% a la zafra precedente, redundará en una mayor producción.

El consumo interno de azúcar es de unas 700.000 toneladas anuales, y se calcula que los compromisos internacionales de exportación de la Isla se ubican en torno a los dos millones.

Pero los funcionarios del Ministerio del Azúcar dicen estar más interesados en bajar los costos y aumentar la eficiencia, que en aumentar la producción, pues el contexto del mercado internacional del dulce resulta muy desfavorable.

Para el año azucarero mundial, que comenzó el 1 de octubre y se extenderá hasta el 30 de septiembre de 2004, hay que tener en cuenta que los exportadores tradicionales tienen almacenadas sin destino 63 millones de toneladas, según los cálculos de las casas especializadas.

Esas existencias acumuladas ejercen una fuerte presión sobre el mercado y mantienen la contracción de los precios internacionales que los expertos prevén no sobrepasarán los 6,7 centavos la libra antes de julio de 2005.

De las 85 fábricas que trabajarán en esta cosecha (71 dedicadas a la producción de azúcar y 14 a mieles y alcoholes), 23 inician sus labores en la llamada zafra chica (del 10 al 31 de diciembre), el resto entrará en labores en los primeros meses del próximo año.