Los cinco espías del gobierno cubano, que cumplen condenas de entre 15 años y cadena perpetua en diversas prisiones estadounidenses, se aprestaban a presentar apelaciones el miércoles, alegando que el blanco de sus tareas eran terroristas asentados en Estados Unidos, informó AP.
Los espías tienen el apoyo del premio Nobel de la paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y del ex secretario de Justicia estadounidense Ramsey Clark, entre otras personalidades.
Presentados como héroes por La Habana, los cinco agentes apelan incluso el hecho de que el juicio se realizara en Miami, donde reside la mayor comunidad de exiliados cubanos.
El abogado Leonard Weinglass, defensor del convicto Antonio Guerrero, dijo que el veredicto fue "totalmente previsible" debido a prejuicios y hostilidad de la comunidad. Sin embargo, en el jurado que encontró culpables a los espías no había personas de origen cubano.
Los cubanos reconocen que fueron agentes secretos, pero los tres condenados a prisión perpetua dicen que jamás obtuvieron ni trataron de obtener información secreta estadounidense. El juez y el jurado rechazaron el alegato ya que los informes, aunque no secretos, no eran del dominio público.
Otro de los encausados, el cabecilla del grupo, Gerardo Hernández, fue condenado a la cárcel de por vida por asociación ilícita para cometer asesinato, en el caso de las dos avionetas de la organización de exiliados Hermanos al Rescate derribadas por aviones caza MiG del ejército cubano en febrero de 1996. El derribo de los aparatos dejó un saldo de cuatro muertos.
La defensa alega que ninguna prueba vincula a Hernández con un plan para derribar aviones fuera de Cuba.
Los cinco cubanos fueron condenados en junio del 2001 por actuar como agentes no declarados de un gobierno extranjero. Dos de ellos, sentenciados también por buscar información sobre instalaciones militares estadounidenses en Florida, afirman que sólo usaron informes de "fuente abierta", es decir, accesibles al público.
Los espías, conocidos como la Red Avispa, usaban discos de computadora cifrados, transmitían mensajes a Cuba y viajaban con pasaportes falsos en una operación de bajo presupuesto en la que más de una vez se quejaron ante sus jefes en La Habana de la falta de fondos.
Otro blanco de sus labores de espionaje eran las organizaciones de exiliados cubanos en Florida y sus dirigentes, a los que intentaban desacreditar. |