La esperada visita a Cuba del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez será una estancia relámpago de unas siete horas, el próximo domingo, con el único objetivo de conversar con su homólogo cubano Felipe Pérez Roque, informó la AFP.

Según el programa de la visita, hecho público por la cancillería cubana, tras el encuentro oficial habrá una conferencia de prensa, pero no se especificó si ambos cancilleres hablarán con los periodistas o si harán una aparición conjunta.

La visita de Derbez a Cuba fue acordada en mayo pasado en Guadalajara, México, durante un encuentro que sostuvieron los dos cancilleres en el marco de la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea.

La reunión de La Habana ha despertado una gran expectación en ambos países, que atraviesan el peor momento de sus relaciones diplomáticas de 102 años.

Pérez Roque ha dicho esperar que la cita sirva para normalizar los vínculos. Sin embargo, Derbez y Miguel Hakim, vicecanciller mexicano para América Latina y el Caribe, han aclarado que el gobierno de Vicente Fox quiere que las autoridades de la Islas expliquen una serie de acciones a las que atribuyen la actual crisis.

Según EFE, analistas mexicanos consideraron que tras la visita de Derbez, México y Cuba continuarán siendo vecinos distantes.

La crisis diplomática estalló en mayo pasado, cuando México ordenó la retirada de su embajadora en La Habana, Roberta Lajous, y expulsó al representante cubano, Jorge Bolaños.

Fue el último de una serie de incidentes que en pocas semanas tensaron al máximo los vínculos diplomáticos. Días antes La Habana había deportado a México al empresario Carlos Ahumada, implicado en un escándalo de corrupción y autor de vídeos en los que aparecían miembros del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) presuntamente recibiendo dinero sucio.

Esos vídeos crearon una fuerte crisis en el PRD, que provocó la renuncia de varios de sus miembros. Al deportar a Ahumada, La Habana no utilizó los procedimientos establecidos y emitió una declaración en la que dijo que el caso del empresario tenía claras implicaciones políticas.

Esta declaración irritó a México. A ella se sumó un discurso pronunciado por Fidel Castro el 1 de mayo, en el que cuestionó la política exterior mexicana, y señaló que estaba supeditada a Estados Unidos. Fue la respuesta al voto mexicano a favor de una resolución sobre la Isla en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

México acusó a las autoridades de la Isla de intervenir en sus asuntos internos y reveló que varios funcionarios del Partido Comunista de Cuba habían estado realizando "actividades inaceptables" en territorio mexicano, entre ellos, el consejero político de la embajada cubana, quien fue declarado persona no grata.

Desde mayo, México ha pedido explicaciones a La Habana, pero no ha obtenido respuesta.