El poeta y periodista cubano Raúl Rivero calificó este martes de "circense" la situación en Ginebra, donde cada año se condena al régimen de Fidel Castro sin conseguir que asuma una postura de respeto a los derechos humanos.

"El gobierno ve como un partido de fútbol" las votaciones en la Comisión de Derechos Humanos. "Para los cubanos es un juego diabólico", dijo Rivero durante una conferencia de prensa en la Casa de América de Madrid.

"El hecho de que se condene al gobierno no cambia nada dentro de Cuba", pero no apoyar una resolución sobre los derechos humanos en la Isla no sería coherente, dijo el poeta cubano, en un intento de describir la situación en la Comisión.

Para Rivero, actualmente se está produciendo un "endurecimiento" del régimen de Fidel Castro.

"Es fatal y lamentable que un país tenga que esperar a la muerte del gobernante para democratizarse", sin embargo, mientras Castro esté en el poder "el cambio no es posible", consideró el intelectual cubano, quien llegó a España con su familia el pasado 1 de abril.

Castro ejerce un "control absoluto", un "poder absoluto" y lo hace principalmente a través de la policía y los medios de comunicación.

Rivero dijo estar "preocupado" por la posible reacción del régimen ante el Congreso que organiza la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC) para el próximo 20 de mayo.

Antes de su salida de Cuba, "ya habían empezado a reprimir algunas reuniones preparatorias, a impedir que los activistas asistieran".

El Congreso ha logrado "visibilidad" en todas las provincias cubanas. La líder de la APSC, Martha Beatriz Roque, "tiene un gran poder de convocatoria", dijo el poeta y periodista y consideró que fue, entre otras razones, "la visibilidad del Proyecto Varela lo que llevó al gobierno cubano a lanzar la represión de 2003" contra la disidencia interna.

"No van a permitir el Congreso", alertó Rivero y agregó que una actuación represiva del régimen podría llevar a la ruptura del incipiente proceso de diálogo con la Unión Europea.

En otro momento de la conferencia de prensa, Raúl Rivero destacó que gracias a la "posición de apertura y diálogo" del actual gobierno socialista español de José Luis Rodríguez Zapatero, y a la "línea dura" del anterior gobierno del Partido Popular (PP), él está hoy en España.

La postura del PP "fue una situación que el gobierno cubano no esperaba. Siempre había actuado con impunidad y eso lo desconcertó", dijo.

No obstante, opinó que ese no es el tono adecuado para conseguir avances con un gobierno "machista-leninista" que va de "bravucón de barrio", y destacó la importancia del diálogo para conseguir la salida de prisión de los opositores.

"En este momento hay 300 familias" de presos políticos "sufriendo en Cuba", afirmó Rivero. Todos esos presos "quieren salir de la cárcel", añadió.

El poeta y periodista es uno de los 75 disidentes que el gobierno de Fidel Castro condenó a penas de hasta 28 años de cárcel en abril de 2003.

A finales de noviembre de 2004 recibió una licencia extrapenal por razones de salud, lo que no implica el perdón del resto de la sentencia, que en su caso es de 20 años.

En cuanto a un posible deseo de regresar a la Isla, Rivero dijo que no va "a estar pendiente para ver si puede entrar".

"Actuaré, porque así me lo permite la democracia española, en libertad", afirmó. "Yo cambié, me hice un demócrata por cuenta propia". Ahora, es el gobierno cubano "el que debe cambiar", agregó el poeta y periodista.

Rivero se refirió al peligro que significan las licencias extrapenales concedidas por el gobierno a varios disidentes. En el caso del activista Margarito Broche, por ejemplo, es por sólo un año. En el del economista Oscar Espinosa Chepe, el texto del permiso dice que ha sido otorgado "hasta que mejore su salud".

El intelectual cubano dijo que en su exilio trabajará para "mantener" en los medios, las instituciones, partidos políticos y otros sectores el tema de los presos políticos cubanos, "sin estridencias, sin usar el lenguaje de descalificaciones" típico de La Habana.

En los medios de prensa de la Isla, todos bajo control del gobierno, ninguno tendrá presencia "a menos que sea para insultarlo y llamarlo mercenario", el calificativo que suele aplicar el régimen de Castro a sus opositores.

Respecto a las relaciones que quiere desarrollar con el exilio cubano, Raúl Rivero dijo que no se afiliará a ningún grupo político.

Explicó que intentará mantener un vínculo similar al que tenía con las organizaciones de la disidencia dentro de Cuba para hacer su trabajo periodístico. "Contacto con todos, coherente y de respeto a sus posiciones políticas", precisó.