www.cubaencuentro.com Lunes, 30 de junio de 2003

 
Parte 1/2
 
Reunión de familia
La exposición 'El efecto paralaje' ilustra los derroteros de nuestra fotografía más actual.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
 

Dentro de la amplia y variada programación que cada mes ofrecen las galerías y museos de Miami, hay siempre exposiciones que merecen una llamada de atención especial. De otro modo, el público que se interesa por las artes gráficas y visuales, apabullado por una oferta imposible de abarcar en su totalidad, corre el riesgo de perdérselas. Ese es el caso de The Parallax Effect (El efecto paralaje), que se exhibe hasta fines de mes en el Centro Cultural Español (800 Douglas Road, #170, Coral Gables).

In Camera
In Camera #2 (Luis Mallo).

Su curadora es Elizabeth Cerejido, quien ha reunido piezas de seis fotógrafos cubanos, tres de la Isla: Juan Carlos Alom (1961), José Manuel Fors (1956) y Alain Pino (1974); y tres residentes en Estados Unidos: Luis Mallo (1962), María Magdalena Campos-Pons (1959) y Rogelio López Marín, "Gory" (1953). Fotógrafa ella misma, Cerejido comenta en las notas para el catálogo de la muestra que "los artistas que trabajan a ambos lados del Estrecho de la Florida han creado una obra sólida". Apunta que desde hace tiempo venía pensando en la idea de una exposición conjunta, "algo que nunca antes había ocurrido en Miami. Por ser cubanoamericana nacida en Cuba y criada en Miami, admito tener un interés emocional en semejante proyecto. No puedo negar que este interés afectó mi perspectiva como curadora. Pero no se puede negar la importancia del sur de la Florida como escenario de semejante exposición. Es el hogar de la mayor comunidad cubanoamericana fuera de Cuba. En ningún otro lugar es el contexto de esta exposición más doloroso ni más personal, o su posibilidad de unificación más significativa". Señala que si lo personal puede ser lo político, la política no tiene un papel protagónico en las fotos seleccionadas. Aunque nacieron en la Isla, cada uno de los seis artistas posee una formación y una visión particulares. Lo que la lleva a definir El efecto paralaje como "la exposición de una historia colectiva, pero sobre todo de experiencias, ambiciones y creaciones individuales".

Seis visiones individuales dentro de las cuales, sin embargo, hallamos coincidencias y puntos comunes. Así, por ejemplo, pueden establecer nexos entre los trabajos de Gory y Mallo. Ambos se asoman a paisajes urbanos, y a partir de una óptica y una sensibilidad cercanas a las de los pintores, nos entregan una visión nueva y sorprendente de esos espacios cotidianos, sin recurrir a deformaciones o manipulaciones. Gory tomó sus fotos en Nueva York, dos días después del 11 de septiembre de 2001, y las reunió en su muestra personal The City. La huella de aquellos trágicos sucesos no aparece de manera obvia, sino que, como apuntó Rosa Ileana Boudet al reseñar la exposición en este mismo periódico, se advierte en esa pátina y esas veladuras, tintes y sombras propios de una ciudad arrasada, de una ciudad de los desaparecidos y los ausentes. Pero a la vez que elegíacas, las fotos de Gory son una celebración de una ciudad capaz de sorprendernos con las escenas más insólitas: una acróbata que ejecuta su vuelo en la mismísima entrada del metro, un caballo blanco atado a un edificio en plena jungla de asfalto, una etérea mano que emerge desde el fondo de una vidriera, un cementerio de automóviles en donde las puertas de los taxis forman una composición de planos y perspectivas cubistas. En fin, todo un mundo de insospechada y melancólica poesía que Gory ha descubierto y al que, como decía el gitano Melquíades, ha sabido despertarle el ánima, la vida propia que lleva oculta.

Joel Weinstein, de quien también se incluye un texto en el catálogo, llama a las fotos de Luis Mallo "semi-abstracciones urbanas, a un tiempo precisas y casuales". En los cuatro trabajos que se exhiben en El efecto paralaje, pertenecientes a la serie In Camera, aparecen edificios en construcción, una fábrica, una calle donde hay un auto parqueado. Pero nunca los vemos tal cual son, pues siempre hay algo que obstruye nuestra visión o la cubre de un velo. En unos casos es una cerca metálica, en otros una persiana, en otros una puerta que sólo permite ver lo que alcanza a caber en el reducido espacio entre las dos hojas. Eso responde al concepto del artista: mostrar esas imágenes, pero no revelarlas por completo. Esa interrupción del primer plano crea otra realidad que no sólo es ya otra, sino que además nos parece más distante. Asimismo, Mallo logra incorporar áreas muy contrastadas: en In Camera #19 dos huecos en la tela plástica que recubre una cerca imitan las alas de una mariposa, que al permitir que se vea la hierba verde del sitio rompe el tono oscuro que predomina en el resto de la foto. Particularmente representativo de esta serie de enigmáticos paisajes es In Camera #8, en el que una puerta blanca y la franja de un auto negro que se entrevé dan lugar a un cuadro abstracto de gran belleza.

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