www.cubaencuentro.com Lunes, 30 de junio de 2003

 
  Parte 1/2
 
Todos contra Saramago
Ante los encarcelamientos arbitrarios y las ejecuciones injustificables los 'amigos de Cuba' tienen una última opción: Callarse.
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

Varias semanas han transcurrido desde que José Saramago diera a conocer su ya célebre postura en el diario español El País. Como aún se escuchan sus ecos, valdría la pena volver no sobre las ideas que allí se expresan, sino sobre la reacción del régimen cubano.

J. Saramago
Saramago en Sao Paulo.

Que un premio Nobel de Literatura retirara su apoyo al proceso sin duda garantizaba la alarma y la respuesta dura de La Habana. Pero el escozor más intenso surgió no por ser el portugués una figura principal de las letras contemporáneas, sino por su militancia comunista de muchos años. Se trata de un hombre identificado invariablemente con la izquierda, crítico lúcido de Estados Unidos y de humildes orígenes.

Al conocer el Gobierno cubano la osadía del autor de Alzado del suelo, convocó primero a sus fuerzas internas (instituciones, periodistas, intelectuales y artistas en general) y los puso a escribir o declarar, con énfasis virulento, contra el narrador. Poco después —o quizá al mismo tiempo— cursó órdenes, en igual sentido, a los escritores e intelectuales que apuntalan a La Habana en el extranjero. La misión era idéntica.

La que antaño solía llamarse "inteligencia nacional" no sufre en solitario las órdenes, el chantaje del Gobierno. La de afuera, la que no posee pasaporte isleño, es víctima también de su maquinaria. El régimen de Fidel Castro moviliza de inmediato a sus adláteres (les llama amigos) cuando alguna oveja del rebaño, nacida allende el mar, intenta salir, o sale, del redil. Descaminado o rebelde, recibirá el castigo de muchas lenguas, a veces vulgares y viperinas.

Puesta en marcha, la maquinaria parte de un axioma por todos sabido: si no atacas al que ha devenido enemigo eres pusilánime, no confiable y por tanto consideramos rotos tus vínculos con Cuba. Es el mecanismo que mantiene unido al rebaño. Porque disentir sobre lo que pasa en la Isla no es brindar criterio distinto, es pelearse con una porción muy influyente de la izquierda internacional, atada, por lazos disímiles, a los objetivos de La Habana. Algo así como perder el carné de identidad.

Tal manera de actuar, sin embargo, tiene un resorte flojo: Su reiteración y falta de inventiva. Se le ve venir, como a las tormentas. Quien decide determinadas posiciones estará siempre advertido, consciente de lo que le espera. Y éste fue, sin duda, el caso de Saramago. Al adivinar la respuesta, criticó y rompió. Un hombre de su talento sabía que muy pronto tendría al rebaño —convertido de repente en enjambre de moscardones— zumbándole en los oídos.

1. Inicio
2. El novelista y poeta...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
El bolígrafo como varita mágica
CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
Metiendo Mikimbín
IVETTE LEYVA MARTíNEZ, Miami
Alberto Lauro y el intercambio como principio
C.E.D., Miami
Cartografía íntima
DENNYS MATOS, Madrid
Sueños que nunca duermen
ALEJANDRO RíOS, Miami
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir