La cancillería uruguaya informó a Amnistía Internacional (AI), la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre el espionaje telefónico realizado por los Servicios de Inteligencia cubanos al diputado del Partido Nacional, Jaime Trobo.

La Cámara de Diputados de Uruguay aprobó el miércoles una resolución de condena a las acciones de La Habana. El diputado Trobo declaró el jueves que "la cancillería comunicará a todas las embajadas la situación que se ha creado", informó la AP.

El legislador forma parte de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), que se apresta a reunirse en abril próximo en Cuba para analizar los derechos humanos y la situación política y social de la Isla.

El incidente sobre el espionaje estalló cuando el diputado cubano Lázaro Barredo, en una visita a la Intendencia (alcaldía) de Montevideo, acusó a Trobo de estar "conspirando" contra el gobierno de Fidel Castro junto a grupos de exiliados cubanos, y de utilizar al Parlatino para convertir la reunión de abril en "un gran show propagandístico" contra La Habana.

Barredo, además, reveló que la seguridad cubana investigó el origen y destino de llamadas telefónicas y comunicaciones electrónicas realizadas por Trobo desde Montevideo.

La resolución aprobada por la Cámara de Diputados uruguaya, con el voto en contra de legisladores del Frente Amplio, de izquierda, denunció "la lesión de los fueros del legislador Jaime Trobo y de la Cámara de Representantes, como consecuencia de los actos que han sido realizados por Servicios de Inteligencia de un Estado extranjero, la República de Cuba, respecto de comunicaciones telefónicas realizadas desde el Palacio Legislativo".

La Cámara expresó "su más severa condena a todo acto realizado en el territorio nacional hacia el Uruguay, dirigido a la lesión de los fueros del Poder Legislativo y sus integrantes, y en violación de las garantías establecidas en la Constitución".

Montevideo rompió relaciones diplomáticas con La Habana en abril de 2002, después de que Uruguay auspiciara una moción sobre Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de la ONU.

Tras la votación, Castro insultó públicamente al presidente uruguayo, Jorge Batlle, a quien calificó de "genuflexo", "abyecto Judas", "lamebotas" y "lacayo" de Washington.

En abril de 2003, Batlle acusó al gobernante cubano de "asesino" por la ejecución de tres secuestradores de una lancha de pasajeros que buscaban escapar de la Isla hacia Estados Unidos.